top of page

Currículum, competencias y EPVA

Actualitzat: Sep 26, 2020



Tras la divertida propuesta en el post de la semana pasada sobre elementos y creación de imágenes con animales, hoy cambiamos un poco de tema y retomamos la cuestión del sistema educativo español.

Si en la publicación del 14 de agosto, hablábamos sobre la delicada situación en la que se encuentran asignaturas como la Educación Plástica, Visual y Audiovisual (EPVA), hoy profundizaremos en el porqué de esta situación.


El motivo más significativo es (como apunta I. Aguirre) la escasa flexibilidad de la escuela como institución que podemos ver a través de la implementación de la ley de educación, así como la manera en la que se articulan las diferentes asignaturas. Para entenderlo mejor, debemos fijarnos entonces en la base del sistema, donde encontramos el currículum que determina el estado, y que F. Hernández define como:

(…) el Curriculum Estatal que, de manera oficial, tiene el objetivo de regular y determinar el contenido de lo que se ha de enseñar en las escuelas y de cómo se ha de evaluar (..) y también (…) determina cuándo y cómo estos contenidos han de ser aprendidos por los alumnos.

(Hernández, p.24, 1995)


Esta es la finalidad con la que se creó el primer currículo en la LOGSE de 1985, y que aún hoy define su funcionamiento. Así el gobierno establece ciertas obligaciones curriculares, mientras deja a las autonomías decidir sobre el resto de aspectos. Además, también se cuenta con el Proyecto Educativo de Centro (PEC) que da cierta libertad a los centros para implementar las directrices marcadas. Así finalmente, cada docente decide cómo aplicar todo esto en sus clases.

Pero, ¿cómo se organizan las asignaturas?


Para responder a esta pregunta hay que entender cómo se organiza el currículo educativo de la enseñanza obligatoria. Actualmente, y desde la LOE (2006), el currículum está estructurado por competencias básicas dentro de las cuales se programan las diferentes asignaturas. Esta ley lo determina en el artículo 6: “(...) se entiende por currículo el conjunto de objetivos, competencias básicas, contenidos, métodos pedagógicos y criterios de evaluación de cada una de las enseñanzas reguladas en la presente Ley”.


Para entender mejor el concepto de competencia, es necesario saber de dónde viene. Nace a raíz de las pruebas PISA (iniciativa tomada desde la OCDE), que empiezan evaluando los y las estudiantes a nivel internacional en tres áreas definidas: lectura, matemáticas y resolución de problemas.


Aspecto llamativo el que sea una entidad internacional de finalidad económica, la OCDE (Organización para el Cooperación y el Desarrollo Económico) quien marque las bases del sistema educativo, y no una de espíritu docente.

Nos hace reflexionar sobre el objetivo último de la enseñanza, que parece más bien ser crear trabajadores/as profesionales (con las características que demanda el mercado), más que educar ciudadanos/as libres, de espíritu democrático, crítico y constructivo.



Segun el informe DeSeCo (p.3, 2003) de la propia OCDE: Una competencia es más que conocimientos y destrezas. Involucra la habilidad de enfrentar demandas complejas, apoyándose en y movilizando recursos psicosociales (incluyendo destrezas y actitudes) en un contexto en particular”.


Dicho de otro modo, supone la combinación de habilidades, conocimientos, actitudes, emociones y aspectos sociales, para hacer una acción eficaz. Basándose en esto, definen las tres competencias básicas en las que se fundamenta el currículo educativo, a saber:


1. Utilizar las herramientas de forma interactiva.

2. Interactuar en grupos heterogéneos.

3. Actuar de forma autónoma.


En el currículum educativo de España, en concreto y en la actualidad, esto se traduce en siete competencias clave:

1. Competencia lingüística.

2. Competencia matemática y competencias básicas en ciencia y tecnología.

3. Competencia digital.

4. Aprender a aprender.

5. Competencias sociales y cívicas.

6. Sentido de iniciativa y espíritu emprendedor.

7. Conciencia y expresiones culturales.


Se ve claramente que ninguna competencia hace alusión directa a la enseñanza del EPVA; es más, en la misma web del Ministerio de Educación y Formación Profesional donde se pueden consultar estas siete competencias, podemos leer: “Se potenciará el desarrollo de las competencias Comunicación lingüística, Competencia matemática y competencias básicas en ciencia y tecnología”.


Esta actitud se ve reflejada en el tratamiento que reciben el resto de asignaturas, que en el caso del EPVA, la relega a una asignatura casi desaparecida del currículum. Cuestión sobre la que ya en 2003 Agirre comentaba:

(…) con frecuencia nos encontramos que son los propios diseños curriculares, configurados por el magnetismo que sobre ellos ejercen los ciclos superiores, los que muestran más una preocupación por preparar al alumnado para superar las posteriores pruebas de acceso y selectividad que por proporcionar una formación sólida a los escolares.

(Agirre I., 2003b)


En la misma línea, el docente e investigador F.J. Sánchez Concha, cuando habla de su propia experiencia como docente de EPVA en la etapa de secundaria, deja claro que en la situación actual es insostenible, e imposibilita que el alumnado consiga los objetivos de aprendizaje marcados:

En el ámbito de la Plástica, el área de conocimiento en la que me muevo, resulta claro que el nivel de desmotivación con el que nos encontramos viene generado, en parte, por el papel secundario que han ocupado dentro del currículo de Enseñanza Secundaria este tipo de asignaturas “humanísticas”, traducido en el escaso número de horas que se le dedica a esta asignatura, Educación Plástica y Visual, que ha quedado reducida en ciertos cursos a tan solo un módulo semanal, por lo que resulta imposible desarrollar todos los contenido e implicar y motivar correctamente al alumnado en aspectos sencillos y transversales.

(Sánchez Concha F.J., 2008)


¿Qué conclusión que podemos sacar de todo esto? Quizás sea que el mercado y la economía no deben mezclarse en la educación. Lo mejor sería que una entidad independiente, y totalmente focalizada en la enseñanza de calidad fuera quien diseñara la estructura educativa del país, a fin de aprovechar al máximo los recursos disponibles y poner en práctica los nuevos paradigmas educativos. Aunque este cambio no es sencillo (y necesitaría el apoyo de todas las partes), si es necesario.

¿Cómo lo veis vosotros? Queremos conocer sus conclusiones, así como sus dudas. ¡Os leemos en los comentarios!


R.

Comments


bottom of page